Me inducen al sueño los colores de la cortina del vecino. La cortina se horroriza cada dos segundos en compañía de las paredes extasiadas en flashes. Se tiñen sin entender su propio proceso. Sin entender que el vecino tiene una obsesión televisiva que las condena para siempre.
El vecino ve programas violentos. A veces pienso que son películas porno o series japonesas de niñas menores de doce años sin ropa. Me da lo mismo. Le aguantaría cualquier fetiche estúpido con tal de que me mirara un poco.
A veces me esmero en encontrar el canal que está viendo pero es imposible. El vecino hace zapping a una velocidad que supera a mi tele vieja. Trato de coordinar mi control remoto y hacerlo coincidir con el suyo. Intento absurdo.
Nunca se queda en un canal por mucho rato. ¿Le va a pasar lo mismo conmigo cuando se de cuenta de que existo y le atraiga de una manera superficial por cinco minutos? No me importa. Le aguantaría cualquier desaire machista con tal de que me abrazara un poco.
Hace dos días el vecino se compró una tele más grande. Ya no lo miro. Estoy sumida en un estado depresivo incurable. Lo que hizo se llama traición. Jamás podré seguirle el paso. Ahora sí que no. ¡Cómo fue capaz! ¡Él lo sabía!
Nunca me va a abrazar. Su tele grande nos separó.
El vecino ve programas violentos. A veces pienso que son películas porno o series japonesas de niñas menores de doce años sin ropa. Me da lo mismo. Le aguantaría cualquier fetiche estúpido con tal de que me mirara un poco.
A veces me esmero en encontrar el canal que está viendo pero es imposible. El vecino hace zapping a una velocidad que supera a mi tele vieja. Trato de coordinar mi control remoto y hacerlo coincidir con el suyo. Intento absurdo.
Nunca se queda en un canal por mucho rato. ¿Le va a pasar lo mismo conmigo cuando se de cuenta de que existo y le atraiga de una manera superficial por cinco minutos? No me importa. Le aguantaría cualquier desaire machista con tal de que me abrazara un poco.
Hace dos días el vecino se compró una tele más grande. Ya no lo miro. Estoy sumida en un estado depresivo incurable. Lo que hizo se llama traición. Jamás podré seguirle el paso. Ahora sí que no. ¡Cómo fue capaz! ¡Él lo sabía!
Nunca me va a abrazar. Su tele grande nos separó.
3 comentarios:
Siempre ahí presente: el complejo de superioridad masculino.
Tu opción sería pegarte una vuelta por el banco pedir un súper crédito a plazo por 50 años con una tasa de interés del 2,4% anual (súper baja) teniendo tus ahorros en un depósito a plazo y sin ningún aval. Tendrías una V grande y nueva con velocidades inimaginables, increíble. Pantalla plana, LCD, TV digital, Sonido Stereo, y musho muusho más...
Pero no querida, seguiré con nuestra lección de ayer, hoy y mañana: siempre con dignidad...Nada de TVs caras y grandes, no no...Lo que usted necesita a ese eléctrico mucho menor y muy sexy que llega con un overol gris que lo hace lucir aún más sex appealing...juégesela..
Siempre contará con mi astucia..
¿H.P.L. o L.S.D.?
La tele, tu sabes.
Tu sabes, todas las flores del mundo.
Todas
las
FLORES
del
Mundo.
Ah! lo olvidaba, "Sin sangre" nos espera, cierto?
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